Wednesday, January 04, 2006

imposible things


Con la edad crees que empiezas a comprender como va eso del amor. No es nada más que un juego, te dices. No debes darle más importancia y ponerte a jugar.
Piensas que conoces las reglas, que esta vez no te pillarán, que la experiencia es una gran ayuda. Pero descubres que en estos términos no sirve de nada ni la experiencia ni la edad, y de nuevo vuelves a caer en los mismos errores.

Siempre te acabas cruzando con quien no debes, anhelando el imposible.
Te consuelas pensando que quizá al final lo conseguirás. No puedes concebir que la realidad es menos bonita y que las cosas no son ni tan simples ni tan planas.
Quizá es que de quien realmente estás enamorada es de la idea del IMPOSIBLE.

10 comments:

Anonymous said...

¡Qué razón tienes!...me encanta el "Charlot"...será que con la foto quieres decirnos que debemos tomarlo con humor, bueno,a veces es difícil...

aurangelica said...

Feliz año !!!!

Espero que lo hayas pasado bien... o molt be!

Animo chica.. las cosas del corazón y eso del amor es complicado, pero algunas veces la vida te lleva a encontrar cada sorpresa que incluso jamás hubieras imaginado.

Te mando un abrazo y los mejores deseos para este 2006

Saluditos

ssav. said...

pero que triste sería si al encontrar un nuevo amor.. una nueva ilusión no pudieramos disfrutar de ella con la esperanza y la satisfacción de lo nuevo, dejando a nuestra esperiencia dormida..

segle22 said...

La Isla de los Sentimientos
(Jorge Bucay)


Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían, por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el Odio… Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Conveniencia lograban aquietar al Descontento.
Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar del encuentro, todos estuvieron presentes.
Entonces, el Conocimiento dijo:
Tengo una mala noticia que darles: la Isla se hunde.
Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:
¡No puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!
El Conocimiento repitió:
La isla se hunde.
¡Pero no puede ser! ¡Quizá estás equivocado!
El Conocimiento casi nuca se equivoca – dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad -. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.
¿Pero qué vamos a hacer ahora? – se preguntaban los demás.
Entonces el Conocimiento contestó:
Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla… Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.
¿No podrías ayudarnos? – preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
No –dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.
Las emociones dijeron:
¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros?
Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que como no es zonzo ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.
Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero… Todas… salvo el Amor.
Porque el Amor estaban tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:
Dejar esta isla… después de todo lo que viví aquí… ¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahh… compartimos tantas cosas…
Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra… y acarició cada rama…


Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
“Quizá la isla se hunda un ratito…y después resurja… ¿Por qué no?”
Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible…
La isla se hundía cada vez más…
Sin embargo el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.
Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aún cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta… Cualquier cosa antes que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido problema para él.
Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla… y se arrastró por la arena… y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme…
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada…
Y la isla se hundía cada día un poco más…
Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño…
Después de tantas cosas que pasamos juntos…- le reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.
Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no dejaba la isla, el amor desaparecería para siempre de la faz de la Tierra…
Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos.
Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara.
Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza se acercó un poquito a la bahía.
Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote…
Y la Riqueza contestó:
Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento…- y siguió su camino sin mirar atrás.
El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos, caireles, mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención.
El Amor se estiró un poco y gritó:
¡Vanidad… Vanidad… llévame contigo!
La Vanidad miró al Amor y le dijo:
Me encantaría llevarte, pero…¡tienes un aspecto!... ¡estás tan desagradable… tan sucio y tan desaliñado!... Perdón, pero creo que afearías mi barco –y se fue.

Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.
Tristeza, hermana –le dijo-, tú que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo… ¿Me llevarás contigo?
Y la Tristeza contestó:
Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaan triste… que prefiero estar sola –y sin decir nada más se alejó.
Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer.
Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final…
De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba:
Chst-chst-chst…
Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de remos.
El Amor se sorprendió:
¿A mí? –preguntó, llevándose la mano al pecho.
Sí, sí –dijo el viejito--, a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.
El Amor le miró y quiso darle explicaciones:
Lo que pasó es que yo me quedé…
Entiendo –dijo el viejito sin dejarle terminar la frase--, sube.
El Amor se subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla.
No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecía para siempre.
Nunca volverá a existir una isla como esta –murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
No –dijo el viejo--, como ésta, nunca.
Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo.
Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.
Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.
Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:
¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó… Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo ni siquiera sé quién es…
La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:
Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante. Él único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.




si vols prenem un coffe....
una abraçada

Núria said...

Es muy bonita la historia de esquitxos! Creo que me suena de algún libro de Bucay...no? Es muy bonita!

segle22 said...

si, es del bucay...
tb hay por ahí un libro q se titula: quién se ha llevado mi queso?
en cierta manera, hacen ver, si es posible, uno q el tiempo lo cura todo y el otro q todo es pura transformación....
q nada dura para siempre!!!


una abraçada


p.d. y mucho antony para estos momentos, q ayuda a sacar cosas....

Kactus said...

La historia es muy bonita, de verás!
Nunca he leído a Bucay, me parecía un autor rollo autoayuda superventas, no sé igual deba darle otra oportudidad! Aúnque prefiero a Antony o mejor aún Baudelaire.

Weno pq no un coffe, okis.

Núria said...

Tienes razón...Bucay es tipo autoayuda..pero me gusta ver cómo enfoca ciertos temas...como el último de Lucía! Estoy a punto de acabarlo..te lo paso luego....

Núria said...
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Anonymous said...

Yo estoy llegando a la conclusión que algunas personas(entre las que me incluyo) siempre nos enamoramos de personas que nunca nos corresponderán.

Lo peor: nunca escarmentamos...y volvemos a caer.